Sobre la situación en Catalunya

Ponencia en el segundo encuentro de Ecología Social, Bilbao.

“Históricamente muchos pueblos han conseguido la independencia,

pero no han conseguido la libertad,

porque no se han emancipado a sí mismos del Estado”

 (A. Ocällan, líder kurdo)

Gracias por invitarme a hablar sobre qué hay más allá de los Estado-nación en un momento en que mi tierra, Catalunya, naufraga entre la ilegalización de las instituciones catalanas, la ilegitimidad constitucional española y las aspiraciones de liberación popular. Tengo que decir que he tenido dudas sobre si asistir a este encuentro debido al momento que se está viviendo  allí, pero que finalmente he decidido asistir pues considero importante explicar qué está pasando desde un punto de vista que no reproduzca el mismo mensaje de los medios de comunicación masivos, sino mostrar escenarios y posicionamientos distintos a los habituales, en contacto también con las realidades locales que se están generando, tal y como yo y mis compañeros del Grupo de Reflexión para la Autonomía lo estamos viviendo. Así que esta charla quizás perderá un poco de contenido teórico para adaptar la reflexión a las circunstancias del momento historico actual y que de allí puedan salir reflexiones sobre ádonde vamos.

En primer lugar me gustaría hacer un poco de cronología, no de todo el movimiento independentista catalán sino de la evolución en los últimos diez años más o menos, desde las consultas populares autogestionadas del 2009, después de los recortes del Estatut en 2006, hasta el 1 de Octubre de este año. En junio de 2006 se aprobó por reférendum en Catalunya un Estatuto que fue sustancialmente recortado por el TC poco después. Entre 2009 y 2011 se realizan una serie de referendums autogestionados a nivel local en 167 municipios, después de ver como en 2010 el TC volvía a recortar el Estatut. En noviembre de 2012  hay elecciones autonómicas y gana la derecha catalanista, CiU, lejos de la mayoría absoluta; la izquierda anticapitalista CUP entra en el parlamento. A finales de 2013 el gobierno aprueba la realización de un referéndum para noviembre de 2014 con la pregunta “Quiere que Catalunya sea un Estado?” y en tal caso “Quiere que sea independiente?”. Desde el GRA sacamos un manifiesto defendiendo el No al Estado y el Si a la independencia, opción que no se planteaba oficialmente. Nos encontramos en unos momentos de fuerte crisis social y recortes generalizados. En mayo de 2014 un movimiento popular organiza un “Multireferèndum” como iniciativa para decidir cómo queremos vivir en todos los ámbitos de la vida. Ni las instituciones ni la polícia autonómica lo legitiman ni lo permiten. El 9 de noviembre del mismo año se hace la consulta sobre la independencia planteada un año atrás, con la participacón de casi dos millones y medio de personas y una victoria por la opción Si-Sí. Desde la Plataforma por el No-Si volvemos a poner encima de la mesa la opción de la independencia sin Estado, con el manifiesto “La via revolucionaria del No-Sí, manifiesto por la independencia sin Estado”. (en castellano aquí).

En 2015 el gobierno catalán decide convocar elecciones anticipadas y anuncia que los resultados de éstas serán interpretadas como un plebiscito sobre la independencia de Cataluña. Los partidos independentistas se agrupan bajo las mismas siglas: Junts pel Sí. La CUP se presenta en solitario pero acepta las elecciones como plebiscitarias. Entre ambas candidaturas consiguen una mayoría simple en el Parlament. Al no contar con una mayoría absoluta para declarar la independencia unilateralmente, se apuesta por ampliar la base social favorable a un estado propio, de ahí el potenciar el referéndum. Se crea la hoja de ruta hacia la independencia. Transcurridos dos tediosos años de letanías y repeticiones, el gobierno se juega el todo por el todo a la carta de la ejecución unilateral de la independencia.

El resto más o menos ya lo sabéis: se realiza el reférendum el 1 de Octubre, con la pregunta binaria sobre si se quiere en un Estado catalán independendiente en forma de república, a pesar de las prohibiciones del TC. Más de dos millones de personas votan, y más de 700.000 votos son secuestrados por la policia nacional que interviene en los colegios electorales dando palizas y amenazando a todo el mundo. Llegados a este punto mucha gente está defendiendo las votaciones no ya por convicción independentista sino por convicción democrática. Algunas se dan cuenta que no vivimos en una verdadera democracia, por si lo habíamos olvidado, salen a relucir los tintes autoritarios del gobierno central ocultos desde la transición…desde nuestro grupo promocionamos una campaña que se llama “Más allá del sobre” .

Los actores institucionales del proceso comparten la independencia como punto de partida, después de la cual se pondrían sobre la mesa distintos proyectos de país, ninguno de los cuales es, en principio, revolucionario. Unos ven la independencia como solución a todos los males, otros como un mal menor o un paso necesario para “cambiarlo todo.

El reférendum ha sido llevado a la práctica gracias a la mobilización popular, en primer lugar de las grandes organizaciones como la ANC y Omnium Cultural, así como otras menos conocidas que surgen al caliz del momento, como los Comités de Defensa del Referéndum. Estos comités son estructuras locales en proceso de confederación, que se han extendido más allá del 1-O para defender una transición efectiva a la República. Estan impulsados por la Izquierda independentista pero son transversales, puesto que participa también gente de asociaciones locales, miembros de la ANC, las CUP y otros. Hay una tensión entre ser simplemente grupos ejecutivos de las directrices de las instituciones y ser organismos con agenda propia. Algunas personas tratan de que desde los CDRs se potencie el elemento de autoorganización y autodefensa popular del procés y que se trate de la independencia real y tangible a nivel local, y no solamente de la independencia formal institucional. Los debates de fondo sobre qué sociedad queremos se posponen generalmente, debido a la agenda del día a día, marcada por una urgencia que parece que se nos escapa de las manos. La mayoría de gente está de acuerdo en salir primero de España y en hablar después de qué tipo de modelo social queremos. Algunos intentan que los CDRs puedan ser nucleos locales desde donde confederar una estructura paralela a las instituciones tanto catalanas como españolas, una base desde la cual encauzar un movimiento popular que pueda estar en tensión constante con los poderes establecidos, sean del tipo que sean. Pero esta opción es muy minoritaria aún.

En este escenario, desde algunos sectores como los que defendemos la via de la independencia más allá del Estado, tenemos que hacer autocrítica. En primer lugar, puesto que más allá de participaciones puntuales no hemos sabido plantear una alternativa creíble para un nuevo modelo social que vaya más allá del Estado y la economía de mercado capitalista. Generalmente en el ámbito libertario se han dado dos posiciones, bien la crítica desde el purismo ideológico; bien el sumarse al entusiasmo de las masas sin plantear ninguna posición novedosa que salga del binarismo que nos imponen los planteamientos cerrados. Aún así, como nuestro planteamiento es el de una revolución progresiva e integral, que se basa en la autoorganización y la consciencia popular, aún tenemos tiempo.

Hemos querido y queremos intervenir en el proceso de independencia desde una participación activa pero crítica, no negando la opresión nacional pero tampoco cayendo en la estrategia nacional-estatista, sino proponer y empezar a construir un modelo de independecia desde abajo, de comunidades reales frente a comunidades imaginadas. Un modelo en que lo importante es que el pueblo vuelva a ser pueblo, y vuelva a ser una fuerza y un actor real en el cambio social. En muchos momentos históricos el poder oficial era más simbólico que real, y el pueblo tenía la soberanía efectiva. Ahora el pueblo es más bien un ente simbólico (con abstracciones como la noción de “clases populares”) y el poder oficial es muy real y legitimado. No desbancaremos al Estado de un día para otro, tampoco pensamos que tomando el poder de las estructuras estatales podamos cambiar gran cosa; apostamos por un modelo en que la soberanía política esté en asambleas populares confederadas y para ir desarrollando un sector económico comunitario y autogestionado, todo ello promoviendo un cambio de valores imprescindible para avanzar.

En Catalunya, aparte de los Comités de Defensa del Referéndum (algunos ya rebautizados como de defensa de la República), que podrían ser semillas de una organización asamblearia local y confederal, existe también un magma asociativo muy importante de movimientos sociales, cooperativas, entidades, personas críticas a título individual…todo ello puede ser la base para un movimiento popular que se organize para cambiar de base las estructuras y los valores que imperan en nuestra sociedad, para no replicar el modelo estatista español que tan poco nos gusta. Un movimiento que pueda proponer otro imaginario, basado en el reconocimiento de las prácticas comunitarias y comunales históricas y en el conocimiento de modelos para la sociedad del futuro como los propuestos por Xirinacs, Bookchin, Fotopoulos, el Confederalismo Democrático de los kurdos o las comunidades zapatistas y los pueblos originarios del sur de México. Un modelo que deje de ser una disputa entre un nacionalismo de uno u otro color para enfocarse en romper un Estado como posibilidad para acabar con las dinámicas homogeneizadoras, represoras y centralizadoras que existen en muchos Estados europeos y del mundo.

La estrategia que nos planteamos para el momento presente y para los próximos tiempos, una estrategia en constante evolución, beve del principio rector que lo fundamental es aprovechar este proceso para fomentar la autoorganización popular y para pasar de la independencia simbólica a la independencia real. Una estrategia que nos hace estar en tensión con las dinámicas que efectivamente se dan, que son en gran medida de cooptación institucional, confianza y defensa de las instituciones y desempoderamiento popular. En el marco de esta estrategia no nos planteamos un posicionamiento absoluto sino unos posicionamientos concretos en función de los escenarios que se puedan dar, escenarios que a grandes rasgos podrían ser los siguientes

Escenario 1) Represión estatal: injerencia en el autogobierno, represión de la gente, ilegalización de partidos….

El escenario que desde ayer ya se está dando, puesto que el Gobierno central ha anunciado la destitución de más de 100 cargos políticos de la Generalitat y la convocatoria de elecciones, entre otras muchas medidas que se podrían realizar. En este caso, que puede eternizarse y ser muy desgastante, convendría no perder el norte. Se trataría de rechazar contundentemente el nacionalismo y el estatismo de las elites españolas sin defender el supuesto heroísmo de las elites catalanas. Dado que las elites catalanas se están legitimando mucho con este proceso (quedando como los verdaderos democrátas, nuestra policia como la mejor, la lucha contra los presos políticos…) no inflar aún más esta legitimidad sino apostar por la via de la independencia desde abajo, esta mucho más lenta y quizás vistosa, pero que puede ser clave si se impregna de contenidos de autodefensa, no cooperación, etc. Que la desobediencia puntual se convierta en una actitud de desobediencia generalizada y de reflexión crítica y autoempoderamiento popular.  Se trataría de encauzar la rebeldía por la falta de legitimidad del Estado español para governar Catalunya y de la suspensión de la legalidad catalana, para crear una estructura paralela que declare e implemente la independencia desde abajo, desde municipios, zonas liberadas, etc.

Escenario 2) Se deshincha el proceso, se hacen negociaciones y pactos, etc.

Cómo idea general siempre estar muy cautelosas antre los avances pretendidamente rápidos y desde arriba, no tener muchas esperanzas en ellos. Igualmente, cómo gestionar la rabia y la frustración que se generará en mucha gente? Defender el movimiento popular, la independendencia desde abajo, los procesos locales, nuestra moral, nuestras herramientas, nuestros procesos…darles la legitimidad que se merecen independientemente de las leyes y los procesos oficiales. Apostar por la autonomía sin permiso de nadie. Animar a la gente comprometida a seguir conquistando las soberanías desde el pueblo, construir un proyecto y programa de soberanía popular, una bateria de propuestas y estrategias para seguir en la brecha: formación teórica y práctica, mejora ética, defensa del territorio, autodefensa no violenta…integrar las demandas nacionales desde un pueblo vivo y no desde estructuras estatales.

Escenario 3) Proceso Constituyente

En el caso que se diera un Proceso Constituyente de una nueva república, nos centraríamos en estar con el elemento popular de este proceso para intentar que la nueva legalidad potenciara la democratización de la sociedad y permitiera al máximo la autoorganización popular, aunque suene muy ingenuo y cueste de imaginar, debido a las inherentes dinámicas de concentración de poder y delegación a que llevan los planteamientos estatistas. Aunque no solo cambiando las estructuras será factible una sociedad autónoma como la que propugnamos, sí es importante aprovechar la legalidad constituyente para que sea lo más favorable posible a los planteamientos autogestionarios, teniendo en cuenta que habrá que trabajar mucho más en la concienciación y el compromiso de las personas desde abajo para darle sentido a unas estructuras participativas que sino pueden quedar en cartrón piedra y no servir para nada. Habría que evitar que con medios democráticos se propulsaran objetivos oligárquicos. Es el compromiso popular el que hará que cualquier cambio sea revolucionario o no lo sea, la legalidad solo puede ser más o menos tolerante, o más o menos benevolente -y no es que esperemos mucho de ella, la verdad-, pero por si sola no puede llevarnos a nada importante, a ningun cambio esencial. Si se creara un Estado, trataríamos de que la iniciativa legislativa solo pudiera salir de las asambleas populares de base, que las leyes para la producción artesanal a pequeña escala no fueran las mismas que las de la producción industrial a gran escala, que se pudiera organizar la autodefensa del territorio con milicias populares y justicia restaurativa, que se reconociera la potestad de instaurar zonas liberadas del control estatal y corporativo, que las responsabilidades políticas no recayeran sobre representates profesionales sino sobre personas delegadas con mandatos puntuales, etc. Y, en todo caso, una legislación que reconociera los elementos populares como fuentes de producción y reproducción de autonomía y soberanía, en negociación y tensión constante con el Estado.

Para finalizar, cuál sería el mensaje que nos gustaría hacer llegar al resto de pueblos y gentes del mundo en el contexto actual?

Que se informen de la situación no solo por canales oficiales, sino por fuentes directas y populares, y que difundáis de tú a tu estas informaciones. Que se extienda el rechazo a las formas de hacer del estado español y a la connivencia de Europa…apoyo al elemento popular de las mobilizaciones y a la legitimidad para marcharnos de esto que llaman “España”…la solidaridad, aparte de ir a dar apoyo si hay represión, tiene que ser también desde vuestros pueblos y paises para enfrentaros a los nacionalismos estatistas y a cualquier nacionalismo opresor. Compartir formación y apoyo psicosocial y en estrategias antirepresivas. Entender que la situación es compleja, salir de la desinformación mediática, tratar de no generar un clima de separación entre pueblos sino de unión por un nuevo proyecto de sociedad. Y finalmente, lo más importante, cada cual desde su sitio seguir con la lucha entendiendo que es la de tod@s: habría que ver que la aplicación del 155 generará un precedente muy peligroso para todas las personas que habitan el territorio dominado por el Estado español y desde esta visión, se podrían crear Comités de defensa no solo para apoyar el proceso catalán sinó para ser semilla de una nueva organización social que rompa los moldes del Estado-Nación.

 

 

 

 

 

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