Nosotras, mujeres de Euskalduna

Cuando estábamos juntos tras la barricada,

las manos en tus bolsillos eran también mis bolsillos vacíos,

Cuando casa y calle estaban del mismo lado,

puesto que aún existía casa y decir calle era decir vínculo.

En las fábricas luchábais para mantener un puesto

que no era más que el reflejo de la tierra de antaño,

usurpada por los mismos de siempre.

Al menos teníamos un enemigo común.

Ahora somos comunes enemigos,

nos quieren enfrentados

para su mejor dominar.

Rompieron la solidaridad de clase,

ahora van a por la solidaridad familiar,

tu y yo rompemos,

gana el Estado y el Capital.

Hasta que solos, vencidos, ya no quedará a quién pisar,

danzarán frenéticos sobre nuestras cenizas,

la pólvora se convertirá en polvo

e imperará un sueño amnésico

del que quizás no podremos despertar.